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Mientras la mayoría de ciudadanos alistan con entusiasmo el regalo de mamá, papá o del engreído del hogar, y se programan las reuniones familiares y la tan ansiada cena navideña, en la Selva de Junín, los niños de las diferentes comunidades nativas lo único que esperan es recibir un juguete, una ilusión.
En una visita realizada al anexo de Marankiari Bajo, Correo constató la presencia de numerosos escolares que sólo viven con su madre, debido al abandono moral y material de sus progenitores; además que tienen entre 4 a 5 hermanos menores. Esta situación que prolifera en toda la Selva Central, se ha convertido en una de las principales causas de pobreza y desnutrición de los menores de edad, pues el dinero que las madres perciben a diario como jornal no cubre los gastos básicos del hogar, como alimentación, educación, vestido y el pago de los servicios.
De igual modo se ha visto que muchos de ellos acuden a la escuela portando su traje típico y sin zapatos, y de no ser por el programa que les dotó de un uniforme completo, continuarían asistiendo a su escuela en precarias condiciones. Es hora de apoyar a los pequeñitos de Marankiari Bajo (Chanchamayo) y Boca Kiatari (Satipo), regalémosle una sonrisa con la entrega de juguetes, ropa, víveres y una deliciosa chocolatada.
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